dilluns, 15 de juliol del 2013

Periodismo, escribidores y una historia que contar





Periodista: def: la persona que se dedica profesionalmente al periodismo, en cualquiera de sus formas, ya sea en la prensa escrita, fotografía, radio, televisión o medios digitales. Su trabajo consiste en descubrir e investigar temas de interés público, contrastarlos, sintetizarlos, jerarquizarlos y publicarlos. Para ello recurre a fuentes periodísticas fiables y verificables. Así elabora sus artículos, que pueden tomar varias formas para su difusión: oral, escrita, visual.


Existen varios principios que guían la labor del periodista, el principal de los cuales es el respeto por la verdad, el rigor en la búsqueda de la información fidedigna y verificable. En general, se considera buen periodista al que consigue información relevante, breve y exacta en el menor tiempo posible.
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Escribidor: def: 1. Persona que no tiene dotes para ser escritor.
2. Escritor que trabaja por encargo, teniendo horario fijo para hacerlo.
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Lamento haberles hecho leer estas líneas anteriores. Ya sé que poco tiene que ver un término con otro pero disculpen el haber, por un momento y en un ataque de cordura, intentado conllevarlas en mi cerebro al unísono.

Estos últimos días hemos asistido a auténtica lecciones de lo que significan ambas palabras. Y a algunos que, no ya sólo contentos con hacernos descubrir ambos significados han intentado por todos los medios demostrar lo que no son sus definiciones. Vaya, algo así como un diccionario de antónimos puesto al servicio en youtube o cualquier medio digital.

Hemos asistido a un cursillo rápido de cómo no debe ser un periodista y a otro de la misma duración sobre como se consigue ser escribidor por vía rápida.

El jueves noche en un espacio “efectivament” deportivo de un canal público, se escuchó al presentador (en principio ejemplo de periodista, pues se sobreentiende que esa es la labor por la que se le paga) que el Sr. Vilanova y el Sr. Guardiola sí se habían visto en Nueva York pero que fue algo muy corto, en sus palabras de un tiempo de 5 o 10 minutos. Hacía días afirmaba que no había existido contacto. Me alegro que poco a poco el espacio tiempo vaya creciendo. Hemos pasado de la nada a un intervalo de 5-10 minutos. Espero que dentro de varios años haya llegado a la verdad. Y en mi inocencia me pregunto ¿y quien se lo ha chivado? ¿estaba quizás él en Nueva York, aunque fuese “fent una o amb un canut”, mientras los implicados se saludaban? De ser así, y en vista de la brevedad de tiempo no le dió para muchas prácticas. ¿Pertenecen a una quizás determinada secta llamada Tres Métodos que tiene el don de la ubicuidad y que les permite enterarse de los que hacen o dejan de hacer determinadas personas? Porque si todas esas preguntas no tienen respuesta llegaremos a la conclusión de que ni investigan ni contrastan, ni tienen fuentes creíbles ni verídicas. Es más, como tampoco creo que sea de vital importancia ni de interés público si se han visto o no, llego a la conclusión de que a alguien le interesa que aparezca de este modo los hechos ¿A quien puede interesar? No hace falta colocar la respuesta.

Conclusión, adiós periodismo. Bye, bye love.

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